Penetrante fino que trae aromas de mar lejano y de matorral aromático, de almendras verdes y de antiguos escabeches que hacen la boca agua. Un sabor único, un vino para disfrutar.
Sutil y perfecta cumbre de la enología del sur, armonía de velo de flor, aire y tiempo. Un misterio y una joya. Y al final, un gran vino en todos los momentos, con todas las comidas, para todos los paladares.
Pura energía que llega con esencias de frutos secos, maderas nobles, poderío. Un vino desbordante y a la vez contenido. Una pasión que rodea de sabor y deja un recuerdo que nunca termina.
El jugo oscuro y sensual que ofrecen las uvas de pedro ximénez, pasificadas lentamente. Es la explosión del dulzor limpio y natural, que tiene la virtud de guardar un recuerdo al origen fresco y vibrante de la fruta.